Me gustaría hablar sobre las personas, esas personas que viven luchando, de las que desde el primer momento te transmiten emociones y sentimientos que hacen que quieras formar parte de ellas, personas hechas para ganar, llenas de vida, de las que te hacen confiar y creer que todo es posible, personas que miran a la vida de frente, de las que tocan el suelo con el pecho para coger perspectiva, respirar hondo y tomar impulso.
No hablo de personas perfectas, ni de personas que siempre lo han tenido todo, nadie es perfecto y a los que lo han tenido fácil son los que más obstáculos ven.
Hablo de personas que aún creen que las cosas pequeñas son importantes, de las que viven cada momento como si fuera especial por lo que dan lo mejor de sí, esas personas que saben que el dolor no dura para siempre y que al final todo siempre sale bien, si no, no es el final. Las que aún con miedo a fallar no les tiembla el pulso al ofrecer su mano, personas que saben que una sonrisa vale más que mil palabras, y que un abrazo nunca está de más.
Creo en las personas que lloran a escondidas tapándose la cara, sin saber que el llanto nos dio vida, nos dio fuerzas para luchar por primera vez por nuestra vida, es el paso previo que nos hace querer seguir adelante, que nos hace seguir siendo fuertes.
Creo en la energía que mueve a las personas, por que todos somos ese tipo de persona, solo que aún no nos hemos dado cuenta. Todo depende de dónde enfoquemos esa energía, algunos solo conocen el camino recto que les lleva estamparse contra el muro, otros aprenden a rodearlo.
Es increíble cuando conoces a personas así y lo mejor de todo es que estamos rodeados de ellas, solo se necesitan unos minutos para ofrecerles la oportunidad de conocerlas.
Cada uno es diferente y esas diferencias nos enseñan caminos diferentes, nuevas perspectivas, realidades diferentes… Nuestra actitud frente a los demás y frente a la vida nos ofrece nuevas oportunidades de cambio, de evolución, de ilusiones y emociones que nos harán querer más.
Es importante dedicarles el tiempo que se merecen las personas que nos importan, hoy en día estamos inmersos en un sin fín de distracciones y nos estamos olvidando de lo más importante, compartir experiencias reales.
Es necesario estar dispuesto a conocer a gente nueva y aprender todo lo que nos pueda enseñar, estar dispuesto a dedicar el tiempo necesario a aquellas personas que creemos conocer solo por que las seguimos en redes sociales y tal vez nunca hemos hablado con ellas.
Algunos consejos que pueden ayudar a descubrir este tipo de personas son:
- Saber escuchar: Parece que escuchar es muy fácil, pero ¿cuantas veces nos ha pasado que alguien nos ha estado hablando y no le prestábamos atención?. Escuchar es un arte que necesita práctica, cada vez que alguien habla contigo, asegúrate que la otra persona sintió que de verdad le escuchaste, solo da opiniones y consejos en el caso que te los pidan.
- No prejuzgar ni juzgar: No se debe etiquetar a las personas por como visten o su apariencia lo único que consigue es condicionarnos a creer que ya conocemos a “ese tipo de persona”, cuando en realidad estamos muy lejos de saber como son en realidad.
- Ser empático: Hay personas que suelen empatizar mucho con los demás y otros que nunca se han puesto en el lugar del otro. La empatía es una habilidad que merece la pena trabajar para poder conocer mejor a los demás.
- Ser amable: Parece algo de niños, pero aquello que nos enseñaron de saludar, decir las cosas con un “por favor” y “gracias”, ser cortés, mostrarse agradable, son habilidades que nos ayudan de forma positiva en el trato con las personas.
Espero que os haya gustado os dejo un vídeo, que hace poco una amiga compartió conmigo, y que además de ir en relación con la entrada, me encantó. Disfrutadlo!
Un saludo!
Marina Barceló 